lunes, 16 de agosto de 2010

Con ojos de extraterrestre


Hoy dejaban este artículo en FB: "Cuidáme, cariño" y me llamó la atención cómo este tipo de lecturas nos hace mirar la realidad que nos rodea con ojos de extraterrestres y, es que deberíamos contemplar tantas cosas con escepticismo, porque sino corremos el riesgo de embrutecernos mientras permanecemos en un anodino estado de cuasi-persona.

¿Por qué digo esto? porque es sorprendente, que tras la lectura de artículos como éste, muchas personas lleguen a cuestionarse el orden establecido, con sus relaciones de dominación, sus derechos y sus atropellos, sus privilegios y sus injusticias, para llegar a comprender cómo la dominación masculina que habitualmente se ha impuesto en todas las manifestaciones que se han considerado como normales, han perpetuado la sumisión femenina y, en definitiva, las condiciones de existencia más intolerables hayan podido aparecer tan a menudo como aceptables por no decir naturales.

Una naturalidad y una moral construida desde una postura androcéntrica que no hacen más que confirmar las relaciones de dominación eternas hacia las mujeres que, desde siempre han estado sometidas y, que son el producto de un trabajo continuado (histórico por tanto) de reproducción al que contribuyen unos agentes singulares (entre los que están los hombres, con unas armas como la violencia física y la violencia simbólica) y unas instituciones: Familia, Iglesia, Escuela, Estado (Bordieu, 2000, pág. 50). Y, es que en todos los tiempos se ha construido la imagen de la mujer desde la visión patriarcal del hombre, los mitos, la ambivalencia de la mujer en ellos y su conceptualización como la otra, donde la mujer siempre estaba subordinada. No es más que la construcción simbólica a la que las mujeres se sienten sometidas, adorando e idolatrando al hombre.

Por tanto, sería necesario realizar una lectura de los mensajes que, nos llegan por todos los medios (publicidad, cine, Internet, en la Educación por supuesto...) desde lo que omiten, pues los problemas sociales quedan descontextualizados histórica y políticamente y como dice Giroux, la pedagogía crítica requiere que las operaciones de dominación se visibilicen mediante el análisis de las ausencias; y es de vital importancia, conceder una alta responsabilidad a la domesticación practicada por los medios, por el lenguaje que se considera correcto (mediante el uso del masculino genérico), que construyendo los esquemas mentales de l@s jóvenes, ha contribuido y seguirá contribuyendo a que estos, de mayores, se sientan cómod@s ante las situaciones que consideran “normales” y que les llevarán a repetir conductas estereotipadas y, peor aún, violentas.

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